Redactada por: Caterin Estrada Cardona, directora del Programa Manizales Campus Universitario. 

La diplomacia es una de esas artes milenarias que, como muchas otras, estuvo en manos de pocos, los más letrados, la clase gobernante y comerciantes de alto nivel. Aquellos con habilidades excepcionales de comunicación y gestión de los intereses de las partes. 

La diplomacia es pues tan antigua como la sociedad misma. Hoy, sin embargo, la gestión de las relaciones internacionales se acerca a los mortales a través de la democratización de las tecnologías de la comunicación.

Como fenómeno diacrónico, el buen momento que vive Manizales es resultado de un ejercicio que nos antecede. Por mi cercanía a la educación superior, he sido testigo del esfuerzo y los impactos que, en la docencia, la investigación y la proyección, han tenido estos procesos de cooperación para las universidades del Sistema Universitario de Manizales y para nuestro territorio.

El esfuerzo de las oficinas de relaciones internacionales e interinstitucionales, como lo dice mi buen amigo Matías Marín, director de la ORI de la UCM, nos han ayudado a “poner a Manizales en el mapa”. 

Iniciativas como Delfín, liderado por la Universidad Autónoma de Manizales en su capítulo Colombia, promueve por ejemplo la participación de estudiantes en pasantías internacionales de investigación y han movilizado a nuestra ciudad cerca de 400 estudiantes extranjeros. Ellos son sin duda nuestros embajadores en el mundo.

Otro claro ejemplo de estas iniciativas de ciudad (porque -y abro un gran paréntesis- es necesario reconocer que estos hechos tienen significancia en tanto se gestan por y para la ciudad; no puede pensarse que los impactos de las relaciones internacionales solo tienen incidencia sectorial. Sus efectos nos permean en el cotidiano, incluso sin saberlo) es la Mesa de Internacionalización de Manizales y Caldas, hoy bajo el liderazgo de Comisión Regional de Competitividad e Innovación de Caldas que desde el 2022, trabajan con las Universidades y otros actores, en la consolidación del plan estratégico de internacionalización territorial.

En hora buena, también celebramos desde diversos programas de ciudad; que entendemos las relaciones internacionales como sustrato de los procesos profundos de cooperación y de activación económica, la aprobación en enero de este año, por parte del Concejo Municipal, del proyecto de acuerdo que dio origen a la Oficina de Internacionalización en la Alcaldía. Sin institucionalidad no hay resultados de largo aliento.

Esta columna es un ejercicio de profunda síntesis. Grandes iniciativas de ciudad que buscan el fortalecimiento de nuestras relaciones con el mundo se nos quedan por fuera. No quiero terminar estas líneas sin mencionar un evento sin precedentes en Manizales, el evento Diplomacia de Ciudad, que tuvo lugar el 21 y 22 de marzo y que fue liderado por la Cámara de Representantes y la Oficina de Internacionalización de la Alcaldía de Manizales y en la que el Programa Manizales Campus Universitario y sus aliados, nos sumamos como articuladores entre nuestros rectores y los delegados del cuerpo diplomático de diez países. 

En este espacio se discutieron retos y oportunidades de la internacionalización como destino académico de clase mundial y discurrimos en torno al sinnúmero de oportunidades de desarrollo que brinda a diversos actores en el panel de Innovación y Gestión: La cooperación internacional como factor de cambio en la transformación de territorios.

Manizales se abre al mundo

Con orgullo podemos decir que este proceso es más que la SUMA de las partes.

Es un tejido de red multiactor. Es un hecho que el sector público, privado y la academia estamos trabajando juntos en una gran apuesta de ciudad que nos tiene de cara al mundo. 

Asistimos con entusiasmo a la consolidación de los primeros frutos de este gran esfuerzo. 

A menos de un mes del citado encuentro, nuestras Universidades (Católica de Manizales, de Caldas, Católica Luis Amigó, Autónoma de Manizales, Nacional Sede Manizales y Universidad de Manizales) se han presentado ante las Embajadas de El Salvador y Honduras para promover dinámicas de interrelación entre las universidades de nuestros territorios hermanos, para fomentar la movilidad de estudiantes internacionales a nuestra ciudad, así como la profundización de la cooperación en  investigación, proyección y docencia.

En este gran engranaje, en esta gran apuesta, Manizales como ciudad de puertas abiertas reafirma su vocación de abrirse al mundo no sólo para alcanzar nuevas metas que dinamicen la economía local y a la par que se confirma que desde las ciudades denominadas intermedias el liderazgo sin fronteras facilita que la conexión activa y constante con el mundo sea una realidad.