Camila Jiménez Herrera, estudiante de Economía y Negocios Internacionales de la Universidad Autónoma de Manizales (UAM), es originaria del Oriente de Caldas, pero toda su vida ha vivido en la ciudad de Manizales, con sus padres y dos hermanos. 

“En este momento solo puedo sentir y expresar mi agradecimiento a todas las personas que hicieron esto posible, tanto organizadores como benefactores, un corazón tan grande como el de ustedes vale oro. No saben lo mucho que significa para mí y para mi familia el contar con un apoyo como este para continuar cumpliendo nuestros sueños”. Expresa Camila.

Conozcamos su relato de cómo fue beneficiada de la campaña “Vamos Pa’lante” 

Al estar cursando la etapa final del bachillerato, muchas decisiones importantes deben ser tomadas con respecto al futuro que uno quiere y la forma en la que se quiere crecer personalmente. En esta etapa descubrí que tenía una inclinación por ayudar a las personas, pero desde una perspectiva de mejorar las condiciones de vida, de ayudar a las personas a tener oportunidades. Por eso decidí estudiar Economía, para aportarle a la comunidad desde las políticas públicas, especialmente las económico-sociales.  

Vi a la UAM como mi mejor oportunidad no solo porque estaba ubicada en mi ciudad de residencia, sino también porque influyó mucho en mí su acreditación de alta calidad, tanto del programa como de la misma universidad, es decir, sabía que si la elegía iba a tener la mejor capacitación posible. 

Además, en mi colegio me destaqué por mi buen desempeño académico. Por tanto, la UAM me concedió una beca de Bachiller Excelencia, que me permitió tener un beneficio del 50 % en cuestión de matrícula. Este beneficio fue de extrema importancia, ya que para mi familia era difícil cumplir con la matrícula completa, puesto que se salía un poco de las posibilidades económicas que teníamos. Esta beca me permitió llevar a cabo mi proceso educativo, sin necesidad de adquirir una deuda.  

Mi familia ha trabajado toda la vida de manera independiente, teniendo que salir día tras día a conseguir el sustento. Por esto, cuando se desató la pandemia y tuvimos el confinamiento, nuestra actividad económica se vio fuertemente afectada, puesto que no podíamos generar ingresos de ninguna manera, sumado a toda la situación, los gastos de la casa siguieron sin mucha modificación, teniendo que cumplir con el pago del arrendamiento del que no se tuvo ningún descuento, servicios y alimentación

Esto generó que lo poco que teníamos se viera destinado a estos gastos básicos.  

Al estar finalizando el año 2020 y evidenciar que la situación en realidad no había cambiado para nosotros y que no había muchos recursos disponibles, consideré el no inscribir el semestre 2021-01, que sería mi noveno semestre, ya que no había cómo realizar el pago. Así pues, cuando vi la convocatoria de “Vamos Pa’lante” por medio del correo electrónico de la Universidad y evidencié que cumplía con los requisitos necesarios para aplicar, me sentí muy feliz de que haya personas que pongan tanto empeño en ayudarle a los demás a cumplir con sus sueños, a pesar de las circunstancias.  

Apliqué esperando poder ayudarles a mis papás a disminuir los gastos, al tiempo que continuaba con mi formación académica próxima a finalizar. En el momento en que me di cuenta de que había sido beneficiaria del programa sentí mucha felicidad, mezclada con alivio y conmoción, se me aguaron los ojos cuando les conté a mis papás, quienes también recibieron la noticia con mucha alegría y una mirada de esperanza. Todo fue una muestra de que incluso en las épocas más difíciles se pueden recibir buenas noticias.  

Un millón de gracias.