Tatiana Montoya Guzmán, estudiante de Psicología de la Universidad de Manizales y practicante de la Universidad Autónoma (UAM) en la Unidad de Bienestar Universitario, nos entrega unas reflexiones tras haber estado en el programa Embajadores de la Salud Mental.

Después de agradecer a todo el equipo de la Vicerrectoría de Desarrollo Humano y Bienestar, entregó estas palabras en el acto de clausura de este programa.

Existen muchas metáforas acerca del transcurso de la vida. Se dice que es un camino lleno de oportunidades o un viaje lleno de experiencias.

Es así que existen muchas formas de ver la vida y avanzar en ella. Entre todas las posibles rutas y paradas que podíamos hacer, hoy coincidimos en un camino florecido.

Aún hay mucho por sembrar y cosechar, pero ver resultados en medio de la travesía, rebosa de energía el corazón aunque también nos permite cuestionarnos nuevas cosas.

De cualquier manera, los seres humanos necesitamos relacionarnos, y haber elegido servir a otros es un paso más cercano a la posibilidad de construir, de dar más, de sembrar.

Por su puesto no será un proceso únicamente hacia afuera, pues transformar te transforma inevitablemente y en este mundo donde pocas cosas son seguras, permitirse cambiar no solo es un privilegio sino una necesidad.

Hoy por cada semilla sembrada, por cada paso dado y por los paisajes humanos que hemos podido conocer, el agradecimiento y la humildad nos permitirán reconocernos como productos inacabados y como parte de un proceso más grande del cual somos pieza de gran importancia.

En esta realidad atender de tantas maneras, la lectura desde el servicio y el amor serán claves del éxito en nuestras carreras. El final de una etapa sólo es el inicio de otra, y solo puedo estar agradecida, por haber transitado por ésta juntos.